Fracaso en desarrollo de videojuego - Jordi Wild

Escrito por Luis Lomelí | 11/08/25 06:45 PM

Mis reflexiones sobre límites, colaboración y expectativas realistas en proyectos tecnológicos

En el mundo del desarrollo tecnológico y de software, existen desafíos que van mucho más allá de la simple ejecución técnica. El caso de Jordi Wild y el desarrollo fallido de su videojuego de terror es solo una muestra de los riesgos y aprendizajes que se pueden experimentar cuando un equipo, por entusiasmo o presión, decide avanzar sin tener claros sus propios límites. Esta experiencia no solo ilustra la importancia de la gestión efectiva de expectativas, sino que también pone en primer plano el papel esencial que tiene la capacidad de decir “no” en cualquier empresa o equipo de desarrollo.

Reconocer los límites: tiempo, dinero y capacidades técnicas

Uno de los errores más comunes en proyectos de desarrollo, especialmente en industrias tan complejas como la de los videojuegos, es subestimar las necesidades reales de tiempo, recursos económicos y capacidades técnicas. Es fácil dejarse llevar por la emoción y el deseo de innovar, pero la realidad impone sus propias reglas.

La historia de Jordi Wild y su videojuego de terror sirve como advertencia. El proyecto implicaba grandes expectativas, tanto de parte del equipo como del propio creador de contenido, pero con el paso de los meses se hizo evidente que no contaban con los recursos suficientes para llevarlo a buen puerto. Las limitaciones técnicas, la falta de experiencia en el desarrollo de videojuegos y los problemas presupuestarios terminaron por convertir una idea prometedora en un fracaso.

En este tipo de situaciones, la habilidad de decir “no” no debe interpretarse como una negativa absoluta o una limitación de la creatividad, sino como una expresión de madurez profesional. Reconocer que no se está en condiciones de entregar lo que se promete es un acto de responsabilidad ética y de respeto por todas las personas involucradas, desde el cliente hasta el equipo de desarrollo.

La flexibilidad y el trabajo colaborativo: claves para el éxito

Decir “no” no implica cerrarse al diálogo ni a la búsqueda de soluciones. Más bien, abre la puerta a la verdadera flexibilidad y al trabajo colaborativo. Cuando un equipo es honesto acerca de sus capacidades y limitaciones, puede establecer una relación más transparente con el cliente. Esto permite explorar alternativas viables, ajustar el alcance del proyecto y priorizar funcionalidades que realmente aporten valor.

La colaboración significa escuchar y entender las necesidades del cliente, pero también comunicar con claridad lo que es posible y lo que no lo es. Un equipo flexible, dispuesto a negociar y a buscar el mejor resultado posible dentro de sus posibilidades, será mucho más apreciado a largo plazo que un equipo que promete lo imposible y no cumple.

La experiencia de Jordi Wild revela cómo la falta de comunicación efectiva y de colaboración real puede llevar a la decepción y a la pérdida de confianza. Cuando las expectativas no se gestionan adecuadamente, el resultado es inevitablemente negativo, sin importar el talento o la pasión invertidos.

El valor de la agilidad: adaptarse respetando los límites

La agilidad es uno de los conceptos más valorados en el desarrollo actual. En teoría, la agilidad permite adaptarse rápidamente a los cambios, responder a nuevas necesidades y mejorar el producto de forma continua. Sin embargo, la agilidad no debe confundirse con improvisación o con aceptar todas las demandas sin un análisis profundo.

Ser verdaderamente ágil implica estimar correctamente las capacidades del equipo, reconocer los tiempos de entrega realistas y saber priorizar junto con el cliente. El equipo debe tener la capacidad de revaluar el alcance del proyecto, proponer soluciones alternativas y, sobre todo, mantener una comunicación constante y honesta.

En el caso de Jordi Wild, la falta de agilidad auténtica se reflejó en la incapacidad para ajustar el proyecto a la realidad del equipo. No se trató de falta de esfuerzo, sino de una ausencia de procesos claros para estimar, planificar y priorizar. La agilidad, bien entendida, habría permitido detectar las limitaciones a tiempo y tomar medidas correctivas antes de que el proyecto fracasara.

Gestión de expectativas: el arte de prometer solo lo que se puede cumplir

Una de las responsabilidades más delicadas de cualquier empresa de desarrollo es la gestión de expectativas. Esto requiere no solo de habilidades técnicas y organizativas, sino también de sensibilidad y honestidad. Prometer más de lo que se puede entregar es una receta directa para el fracaso, la frustración y el daño a la reputación profesional.

Saber decir “no” de manera asertiva y argumentada ayuda a evitar estas situaciones. Explicar al cliente por qué ciertas funcionalidades no son posibles en el corto plazo, por qué el presupuesto es insuficiente o por qué el equipo necesita más tiempo para realizar una tarea es fundamental. Esta honestidad, lejos de ser vista como una debilidad, se convierte en una fortaleza que genera confianza y permite construir relaciones a largo plazo.

La experiencia de Jordi Wild demuestra que las expectativas mal gestionadas pueden tener consecuencias negativas que van más allá de lo económico. El desgaste emocional del equipo, la decepción del cliente y la pérdida de credibilidad en el sector son costos que ningún proyecto debería asumir.

Cómo ayudar al cliente a priorizar

Parte del trabajo colaborativo implica acompañar al cliente en la toma de decisiones. Un equipo de desarrollo responsable no solo ejecuta, sino que asesora, guía y ayuda a priorizar. Esto implica analizar juntos los objetivos del proyecto, identificar las funcionalidades imprescindibles y aplazar o descartar aquellas que no sean viables en el momento.

La priorización es un ejercicio de realismo y humildad. No todo puede hacerse en la primera versión, ni todo es igual de importante. Saber enfocar los esfuerzos en aquello que realmente aporta valor es una muestra de inteligencia profesional y de respeto por el cliente.

En el caso del videojuego de Jordi Wild, una mejor priorización habría permitido concentrar los recursos en un producto mínimo viable, en vez de dispersarlos en funcionalidades imposibles de implementar. El resultado podría haber sido un proyecto más modesto, pero exitoso y sostenible. Se podría evitar el impacto negativo que ha tenido en la moral y desanimo de Jordi con el proyecto que más ilusión le daba, son tal cual las palabras que él utilizo al hablar de su proyecto en su especial de verano 2025, y eso yo lo percibo a él, desde mis limitaciones como consumidor desde su contenido, como alguien echado para adelante y con gran resiliencia.

Conclusión: el poder de decir “no” para construir el éxito

Decir “no” es un acto de responsabilidad y de respeto, tanto dentro del equipo como hacia el cliente. Implica reconocer los límites y, a partir de ahí, construir procesos de trabajo colaborativos y flexibles. La agilidad verdadera no es aceptar todo sin cuestionar, sino saber adaptarse, estimar correctamente y ayudar a priorizar. La gestión de expectativas y el compromiso con la realidad permiten que los proyectos sean sostenibles, satisfactorios y generen confianza.

El caso de Jordi Wild y su videojuego es una advertencia, pero también una oportunidad de aprendizaje para todas las personas que trabajan en tecnología. Saber decir “no” a tiempo puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Esa decisión, lejos de limitar la creatividad, es el primer paso para construir proyectos sólidos, duraderos y realmente valiosos.

No deja de hacerme sentir mal palabras como estás de Jordi: “Yo creo que no hubo maldad, y eso lo digo de verdad, creo que no hay maldad por parte de nadie” Fuente: https://www.youtube.com/live/zXwBvLY99g0?si=Urg4AtwOsld9z6DE&t=1967

Palabras de comprensión de parte de Jordi Wild de una industria, a la que pertenezco, y en la que todavía tenemos este tipo problemáticas. Si seguimos sin dar soluciones en lugar de problemas, seguiremos quemando más a esta hermosa actividad que es el desarrollo de software y videojuegos.